Los problemas de acceso a fuentes de ingreso constantes y suficientes, junto con la vulnerabilidad que ello provoca, intensifican la pobreza que además se transmite generacionalmente, siendo afectadas especialmente las mujeres, sujetas a la dependencia económica de sus parejas, limitándolas económica y socialmente e incidiendo directamente en la Violencia Basada en Género (VBG), que, en gran parte es violencia económica de género. Este tipo de violencia de género no hace posible la independencia de la mujer, fortaleciendo las relaciones de poder machista y el sometimiento tanto de las mujeres como de sus hijas e hijos por ser éstas quienes, en su mayoría, se encargan del cuidado de las hijas y de los hijos y de mantener sus hogares. El enfoque de este trabajo trata del trabajo conjunto con los dos sexos, atendiendo al contexto de cada uno de ellos y a las necesidades que surgen del propio colectivo meta. Este proyecto con enfoque de género persigue la mejora de las condiciones socioeconómicas de los núcleos familiares de los agricultores a través de la formación. La formación en temas de genero girará en torno a diferentes temas principales y transversales, todos ellos serán ilustrados mediante herramientas de educación popular. Estos ejes principales serán: masculinidades alternativas, género y corresponsabilidad, y los ejes transversales tratarán la autoestima, liderazgos femeninos, VBG y alternativas al patriarcado.

La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2018 del INEI informa que el 62% de las mujeres rurales de 15 años o más se dedica a la agricultura. En contraste con la importancia de la presencia de la mujer en los espacios rurales, ellas manejan solo el 23% de la superficie agropecuaria nacional, reduciéndose este porcentaje en distritos como Ferreñafe hasta el 13%, relegando la participación de la mujer en la agricultura del arroz a labores físicas, como son el trasplante y el desmalezado. Las brechas salariales más altas entre hombres y mujeres del país andino se dan en el sector agropecuario, donde ellas ganan literalmente la mitad de lo que perciben los hombres. Sin embargo, en todos los ámbitos geográficos, las mujeres trabajan más horas que los varones, y cargan sobre sus hombros con prácticamente todo el peso de las labores del hogar. Pero sin duda uno de los indicadores más desgarradores es el porcentaje de mujeres que han sufrido de violencia psicológica o verbal por parte de su esposo o compañero que llega al 61% de las peruanas, indicando el gran camino que queda por recorrer en la igualdad de género.

La igualdad de género es un componente principal del proyecto que se aborda en diversos espacios formativos y de seguimiento en las giras agronómicas y visitas a campo. Este enfoque transversal se mantendrá en los procesos de participación y toma de decisiones de todas las fases, etapas y acciones del proyecto, siendo el CDECACC el responsable de implementar esta visión entre las familias agricultoras peruanas.